Publicado por en Artículos sobre Florales, Todos los Artículos | 0 Comentarios

Edward Bach - creador de las terapias florales Edward Bach nació el 24 de Setiembre de 1886, en Moseley, Inglaterra.

Rercordamos hechos importantes en su vida:
• 1913 – Hospital del Colegio Universitario, oficial médico de accidentes, Hospital Nacional de la Temperancia, cirujano en jefe de accidentes, Hospital del Colegio Universitario, bacteriólogo asistente.
• 1914 – Hospital del Colegio Universitario, médico a cargo de 400 camas para heridos de guerra, Hospital del Colegio

Universitario, demostrador y asistente clínico en bacteriología.
• 1818 – Recibe un permiso no oficial para inocular a los soldados con la vacuna contra la influenza. Renunció al Hospital del Colegio Universitario. Llevo a cabo investigaciones privadas en su propio loaboratorio en Nottingham Place, Londres.
• 1919 – Patólogo, bacteriólogo en el Hospital Homeopático de Londres.
• 1922 – Renunció al hospital Homeopático de Londres para manejar su laboratorio privado en Park Crescent, Pórtland Place, Londres. Abrió su consultorio en Harley Street, Londres.
• 1828 – Descubrió el primero de los 38 remedios durante su viaje a Gales en el mes de Setiembre.
• 1830 – Renunció a sus laboratorios y a su práctica en Londres para dedicarse a la búsqueda de nuevos remedios durante la primavera. Descubrió un nuevo método de potencialización durante el verando en Gales, donde intuyó que la auténtica razón por la que enferman las personas reside en el ánimo humano.

Citamos sus palabras: «toda enfermedad, no es más que la manifestación física de un malestar, de un trastorno debido a una condición mental que altera el equilibrio del cuerpo».

En aquella época se convenció del hecho de que, dado que en la naturaleza reina una armonía perfecta, seguramente sería posible hallar en ella los remedios necesarios para establecer el equilibrio en todas las criaturas: de hecho, identificó seis flores dotadas de evidentes propiedades terapéuticas con las que creó sus primeros remedios.

Allí, en el silencio armonioso de la naturaleza y utilizando el espacio de meditación y el conocimiento interior, desarrolló aún más su gran sensibilidad, todo lo cual le permitió percibir las vibraciones y propiedades curativas de las flores.

Escribió el libro «Cúrate a ti mismo», en el que explicaba como la enfermedad corporal puede derivarse de un estado de ánimo negativo que acaba interfiriendo en el equilibrio de la personalidad.